
Hace años que se están desarrollando diferentes materiales que consiguen rebajar la temperatura de las superficies, como la pintura de enfriamiento radiante: se usa comúnmente en edificios y estructuras. Y donde más lo acusamos en el día a día es en nuestras calles, carreteras y en los coches, que se convierten en auténticos -y peligrosos- hornos en cuanto sube lo más mínimo la temperatura exterior.
En estas está Nissan, que ha desarrollado una pintura que refresca el coche: ayuda a reducir la temperatura ambiente de la cabina del vehículo y el consumo de energía del sistema de aire acondicionado. ¿Cómo funciona?
Problema: es demasiado gruesa
La pintura, detalla el fabricante, incorpora metamateriales, materiales compuestos sintéticos con estructuras que exhiben propiedades que normalmente no se encuentran en la naturaleza. Este metamaterial incrustado en la pintura de Nissan presenta dos partículas microestructurales que reaccionan a la luz: una refleja los rayos infrarrojos cercanos de la luz solar, que normalmente causarían vibraciones a nivel molecular dentro de la resina de la pintura tradicional para producir calor.
La segunda partícula obra el 'milagro'. Crea ondas electromagnéticas que contrarrestan los rayos solares, redirigiendo la energía del vehículo hacia la atmósfera. Combinadas, las partículas de la pintura fría de Nissan prometen reducir la transferencia de calor a superficies como el techo, el capó, las puertas y los paneles.
¿Y funciona? Pues la marca nipona la puso a prueba en la Terminal Aérea Internacional de Tokio: se aplicó a un vehículo de servicio Nissan NV100 operado por el servicio aeroportuario All Nippon Airways y se estacionó al sol junto a otro sin la pintura refrescante. El resultado fue una reducción de hasta 5,7 ºC en la temperatura de la superficie exterior y hasta 3,3 grados más frío en el interior, en comparación con un vehículo con pintura automotriz tradicional.
Para el coche eléctrico (también para el de combustión) es una muy buena aplicación, pues el calor hace que se vea reducida la autonomía y la eficiencia.
Claro que este producto milagroso tiene un pero, y es que la pintura de enfriamiento radiante es muy espesa, ha de aplicarse con rodillo y no cuenta con una capa superior transparente, por lo que resulta inviable aplicarla directamente a un coche sin que deje residuos. Por eso Nissan trabaja para reducir este espesor -evalúan un espesor de 120 micras, aproximadamente seis veces mayor que la pintura automotriz típica- y conseguir una pintura con un color consistente y que se pueda reparar.
También han confirmado la resistencia a la sal, al descascarillado, a los arañazos y a las reacciones químicas. De hecho, el color blanco tiende a descascarillarse más, y no son pocas marcas a las que les ha pasado con sus coches. La razón parece estar en el proceso de pintura de los coches aplicados por fabricantes más que en la fórmula de las pinturas, así que Nissan también tendrá que prestar atención a esto.