
En principio, los deportivos están hechos para disfrutar. Sin embargo, para muchos son una inversión y objeto de especulación. Hay países en los que el aspecto especulativo es más evidente que otros. Es el caso, por ejemplo, de este Porsche 911 Targa estadounidense de 2024.
Con su color azul Gulf, hecho a medida y menos de 7.000 km en su haber, cambió de manos por casi 18.000 dólares más de lo que costó nuevo. ¿Cómo explicar que un coche usado cueste más que cuando era nuevo? La irracionalidad asociada a la presencia de un cambio manual.
Mi Porsche con cambio manual, porque yo sí sé conducir
La configuración de este coche es excepcional. Está acabado en un azul Gulf Blue de 13.150 dólares con un interior de cuero Manufaktur Cognac de 17.000 dólares. En ambos casos son opciones del catálogo de personalización de la marca, esas que sólo se hacen bajo pedido y de manera casi artesanal.
Las llantas de 20 y 21 pulgadas son las del 911 Turbo S y tiene pinzas de freno amarillas. En contraste con la pintura Gulf Blue, hay una multitu de elementos negros, como el splitter delantero, los protectores de las salidas de aire, la capota targa, la cubierta del motor y el parachoques trasero.
Aun así, todo ello no justifica su sobreprecio, aunque los coleccionistas y especialmente en Estados Unidos puedan ser muy fans de las configuraciones únicas.
Una de las razones que hacen que este Porsche 911 Targa 4 GTS se vendiese por 250.000 dólares cuando hace menos de un año se compró por 232.540 dólares, es que se trata de un modelo no híbrido. Los modelos 911 GTS tipo 992.2, incluido el Targa, ahora vienen de serie con el sistema T-Hybrid de Porsche.
El nuevo motor híbrido es más potente, pero algunos entusiastas probablemente piensan que estropea la pureza del coche. El seis 3.0 litros cilindros biturbo del 911 eroga 480 CV, frente a los 540 CV del Targa actual híbrido. Ah, y por supuesto esta unidad equipa un cambio manual de siete velocidades, algo imposible en el Targa actual.
Hace ya décadas que los fabricantes de deportivos han dejado de lado los cambios manuales en favor de cambios automáticos, primero con manuales robotizados y ahora con cajas de doble embrague. Por ejemplo, el último Ferrari disponible con cambio manual fue el California de 2012 y era una opción, pues el coche venía de serie con cambio automático. Tan sólo dos Ferrari California salieron de fábrica ese año con cambio manual. La clientela de esos coches, no quiere cambio manual.
Nadie discute que cambiar de marchas con la mano puede ser gratificante a la hora de conducir. En el fondo, es como escribir una carta con una estilográfica o enviar un email. Este último es más eficaz, pero el primero es mucho más personal, único. Se siente más el coche, hay una suerte de conexión, es una experiencia más orgánica y en la que se tiene el sentimiento de mayor control sobre lo que se hace.
Pero quienes lo ven así son, habida cuenta de las cifras de ventas y lo que le piden los clientes a las marcas, son una minoría. Entonces, ¿por qué ese interés por cambiar de marchas a mano en el mercado de segunda mano? La razón es un cierto esnobismo estadounidense exportado y amplificado por internet.
En el inconsciente popular estadounidense, quien conduce un coche con cambio manual es que es demasiado pobre o agarrado para tener un cambio automático.
Y es que en Estados Unidos, la norma en los coches, en casi todos, es el cambio automático desde hace más de 60 años. Un cambio automático que siempre ha sido opcional. Tanto es así que, según U.S. News and World Report, menos del 18% de los estadounidenses saben manejar un cambio manual.
Sólo hay, o había, una excepción: los deportivos. En una época en la que todos eran manuales, quien llevaba un deportivo “sí sabía conducir”. Ahora, en un mundo de coches automáticos, el hecho de usar un cambio manual se ha convertido en una seña de identidad, una suerte de medalla de honor que acredita que quien conduce ese coche está por encima de la “peble”. Y ese fenómeno se ha visto amplificado gracias a internet.
Otra razón podría ser que el cambio manual puede ser el antirrobo definitivo. No faltan ejemplos de ladrones que han tenido que desistir porque literalmente sabían cómo cambiar de marchas con la mano y el embrague, desde el que le pidió ayuda a su novia a los que sencillamente desistieron.
Imágenes | Bring A Trailer